miércoles, 19 de mayo de 2010

Derecho social a la tierra

El Estado tiene la obligación de facilitar el acceso a la tierra, y en este sentido debe ser entendido como un derecho social que se debe promover y garantizar




Cuando presenté la Red Federal de políticas sociales MANOS ARGENTINAS año 2.004 - 2.005 hice mención a distintos proyectos para ayudar a crear el patrimonio familiar, entre ellos El Banco Social de Tierras. Este banco, es una respuesta concreta del gobierno nacional a la realidad de miles de argentinos en situación de vulnerabilidad social. Si no fuera por el apoyo del ESTADO estas familias no podrían acceder a algo tan esencial como son la tierra y luego la vivienda.

La profunda crisis que hoy nos toca resolver es el resultado de visiones cerradas y dogmáticas centradas en el fundamentalismo del mercado, que llevaron a nuestro país al colapso, trayendo un proceso de exclusión y pobreza. Este estado de situación ha quitado la posibilidad a familias excluidas de contar con un espacio para desarrollarse y acceder a un patrimonio propio, a la tierra y la vivienda.

Si queremos que aquellos que hoy están excluidos puedan formar su propio patrimonio familiar (es decir: que tengan sus bienes propios), son fundamentales propuestas concretas. La que hoy nos convoca genera, desde el acceso a la tierra, el respeto por la identidad y la familia. La Argentina tiene aproximadamente un millón de familias en condiciones precarias de ocupación de terrenos: muchos de ellos viven en villas y asentamientos, en hacinamiento y exclusión. Estos lugares, tierra de nadie, son los llamados bolsones o enclaves territoriales de la pobreza.

Ante ello, el Gobierno nacional implementa hoy acciones destinadas a promover a lo largo de la gestión el mayor arraigo de las familias.

Es objetivo del Estado nacional, provincial y municipal facilitar el acceso a la tierra, y en este sentido ese acceso debe ser entendido como un derecho social. Desde el Programa Arraigo se vienen desarrollando acciones de regularización dominial; este año llegaremos a 30.000 prestaciones, regularizando 5.000 escrituras. De esta manera, estamos posibilitando el acceso a la tierra con fines sociales, afianzando derechos y consolidando, insisto, el patrimonio familiar.

También debemos pensar en los terrenos del Estado nacional que pueden ser incorporados a la producción y el trabajo, que hoy se encuentran sin uso y prácticamente abandonados.

A partir de este enfoque, sabemos que existen tierras fiscales nacionales ociosas, distribuidas en todo el territorio, y que pueden transformarse en una herramienta social que permitirá solucionar una parte del problema. Una parte pues a este esfuerzo deben sumarse las provincias y los municipios.

Para profundizar estas políticas, resulta indispensable entonces recabar información cierta que indique qué tierras, de propiedad del Estado Nacional, se encuentran aún sin haber sido afectadas a los fines previstos en las leyes 23.697, 23.967, 24.146 y sus correspondientes modificatorias, como así también aquellas que no fueron contempladas por las normas vigentes. A tal efecto a partir de la fecha se creará un registro de tierras denominado Banco Social de Tierras.

Este registro es fundamental para delinear las acciones destinadas a dar las respuestas que muchos argentinos están necesitando.

El hecho de que las familias cuenten con un espacio propio, no se circunscribe sólo a la tierra, sino que ello permite el acceso a la vivienda. De allí que el Gobierno ha tomado con toda fortaleza esta temática.

Reconstruir este país es una tarea de todos, que depende del esfuerzo conjunto, por eso convoco a las 23 provincias, a la Ciudad de Buenos Aires y a los 2.200 municipios de todo el país, a que nos acompañen en esta tarea, creando sus propios registros provinciales y municipales, para que podamos dar solución a este problema y podamos tener en este Banco Social la totalidad de tierras que el Estado posee.

Las trasformaciones necesarias no se reducen a lo meramente institucional, sino que abarcan la difícil reconstrucción de las identidades en un mundo irreversiblemente abierto y competitivo.

Para reconstruir nuestro país tenemos que avanzar sobre el discurso y las referencias teóricas. La realidad "real", la del hombre de carne y hueso, la del hombre de todos los días, pone patas para arriba las teorías de escritorio ejercidas desde sistemas estadísticos virtuales, y a las que son muy adeptos algunos analistas.

Para el desarrollo de un proyecto de país serio y sustentable todos somos necesarios, los que piensan como nosotros y lo que no. Pero hay un solo requisito, comprometerse, entender la realidad que nos dejó la economía del dolor, ponerse en los zapatos del que busca empleo, de la madre sola con muchos hijos, del que padece la falta de agua, y de tantos otros ciudadanos con múltiples y complejas carencias, como complejas son las políticas sociales pero sobre todo hay que querer a la gente, tener mística.

Si miramos la realidad desde afuera nunca vamos a poder entenderla.

Este Banco Social de Tierras, más allá de la posesión de la tierra, va a favorecer la inclusión social, pues el acceso a la misma le permitirá a esta familia, como decía, tener mañana una vivienda, consolidar su hogar, construir un proyecto de vida que fortalezca las bases del tejido social y haga crecer a nuestras comunidades desde una identidad Argentina.

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